Fortalece tus raíces en Cristo y supera las adversidades con fe.
Queridos amigos que siguen la página y Radio online Aires de Gracia, quiero contarles que aquí en la Florida estamos esperando, sobre todo en la zona donde yo me encuentro, la llegada del huracán Milton. Se comenta que viene con mucha fuerza, y aún no sabemos si tendremos que evacuarnos para evitar cualquier situación difícil. Pero nosotros estamos fundamentados en la Roca, que es Cristo Jesús.
Ayer, antes de ir a la cama, vi una predicación del ministerio Roka Stereo sumamente interesante para cualquier persona que pone todo en las manos de Dios. Hablaba sobre los huracanes y los vientos fuertes, y usaba como ejemplo las palmeras: son flexibles, se doblan, pero luego se levantan nuevamente. ¿Y sabes por qué? Porque tienen buenas raíces.
Los Vientos Adversos y las Raíces Profundas:
Las palmeras son un símbolo perfecto de la resistencia. En medio de tormentas feroces, se doblan pero no se rompen, porque sus raíces son profundas. Lo mismo ocurre con nosotros cuando nuestras vidas están arraigadas en Cristo. Él es nuestra base sólida. Como dice en Mateo 7:24-25, “El que oye mis palabras y las pone en práctica es como un hombre prudente que construyó su casa sobre la roca…”.
Job también es un ejemplo de esta resistencia. A pesar de perderlo todo —su familia, sus bienes, su salud— nunca dejó de alabar a Dios. En Job 1:20-21, cuando se entera de las tragedias que lo habían golpeado, se postró en adoración y dijo: «El Señor dio, y el Señor quitó; bendito sea el nombre del Señor».
Soltando las Cargas en la Tormenta:
A veces, como Pablo en su naufragio en Hechos 27:18-20, tenemos que soltar las cosas que nos pesan. En momentos de tormenta, aferrarnos a cargas innecesarias solo incrementa el riesgo de hundirnos. Pablo y su tripulación tuvieron que tirar la carga al mar para aligerar el barco. Así también, debemos soltar lo que nos estorba en nuestra vida espiritual: resentimientos, pecados, miedos, o preocupaciones. Como dice Hebreos 12:1, «Despojémonos de todo peso y del pecado que nos asedia…».
No Volver Atrás:
Cuando enfrentamos adversidades, la tentación de regresar a viejas costumbres o a caminos erróneos es fuerte. El pueblo de Israel, al salir de Egipto, querían volver atrás cuando las cosas se pusieron difíciles (Éxodo 16:3). Pero Dios nos llama a avanzar, no a retroceder. Como las palmeras, debemos ser flexibles, dejar que la tormenta pase y volver a nuestra posición en Cristo. No volvamos al «Egipto» del que Dios nos ha liberado.
Acepta el Control de Dios:
En medio de los vientos adversos, debemos recordar que no siempre podemos controlarlo todo. Hechos 27:15 nos cuenta que el barco de Pablo fue arrastrado por el viento sin que pudieran resistir. A veces, nuestras vidas parecen fuera de control, pero debemos ceder ese control a Dios. Resistir solo nos hace más débiles. Como dice Eclesiastés 3:15, «Dios restaura lo que pasó».
La Importancia de Arrodillarse:
Job, a pesar de recibir noticias devastadoras, se arrodilló y adoró. Nuestras rodillas, como las palmeras, deben ser flexibles. Cuando nos arrodillamos, nos humillamos ante Dios, reconociendo que solo Él puede restaurarnos. Filipenses 4:6-7 nos dice: «No se inquieten por nada; más bien, en toda ocasión, con oración y ruego, presenten sus peticiones a Dios y la paz de Dios… guardará sus corazones y sus mentes en Cristo Jesús».
Adorar en Medio de la Tormenta:
Es difícil adorar cuando la tormenta está en su punto más fuerte, pero ese es el momento en que más necesitamos hacerlo. Cuando Jesús entró a la barca de los discípulos, la tormenta se calmó (Mateo 14:32-33). Invita a Jesús a entrar a tu «barca», porque con Él en el centro de nuestras vidas, no hay tormenta que pueda destruirnos.
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¿Eres un buen mayordomo de lo que Dios te ha dado?
Antes de concluir este artículo quiero dejarte una reflexión final:
Amigos, las tormentas de la vida vendrán, pero no estamos solos. Dios preservará nuestras vidas y guardará nuestros corazones. Hechos 27:21-26 nos recuerda que, aunque el naufragio parecía inminente, Pablo animó a la tripulación a tener fe porque Dios había prometido que todos se salvarían. Así también, Dios nos asegura que, aunque las tormentas nos golpeen, si estamos arraigados en Él, permaneceremos firmes. No pongas resistencia a los vientos de la vida, sino deja que te lleven de regreso a los brazos de Dios, donde encontrarás paz y restauración.
Dios restaura lo que ha pasado. Fuimos diseñados para depender de Él. Como las palmeras, volvemos a levantarnos porque nuestras raíces están en la Roca firme que es Cristo. No volvamos atrás. Que nuestras rodillas se doblen en adoración, sabiendo que cuando Jesús entra en nuestra «barca», la tormenta se calma. ¡Cobra ánimo y levántate, porque Dios restituirá lo perdido!
Por: Salvador G. Nuñez
Bello mensaje, me satisface en saber q aunque estemos pasando por cualquier huracán devastador o tormentas de la vida Dios siempre esta allí para protegernos, para orientarnos, para solucionar cada situación de la vida, Dios nos da esa paz en cualquier circunstancia y siempre esta allí para ser nuestro ayudador, Dios nos bendiga y nos siga bendiciendo y protegiendo, q hermoso es cuando en un momento determinado nos encontramos abrumados, perdidos, asustado y triste y de repente llega una palabra hermosa de Dios a nuestras vidas, Dios es bueno y grande es su misericordia. Amen
Gracias hermana Maribel por su comentario. Quiero que sepa que lo valoro mucho y nos anima a seguir escribiendo artículos que sean de bendición y edificación para las personas. Dios le continue bendición.
Dios le bendiga. Hno Salvador Dios le bendiga. Fue de mucha ayuda y un excelente aprendizaje este devocional. Me sentí edificada y a la vez fortalecida. Gloria a Dios. Muchas bendiciones para el equipo de Aire de Gracias.
Buenos días hermana Maria, gracias por tomarse el tiempo de hacer su comentario, eso lo valoro y nos motiva a seguir escribiendo artículos que edifiquen y que sean de mucha ayuda para las personas. Dios le Bendiga.