Comprendiendo el Fenómeno de la Migración desde una Perspectiva Bíblica.
La migración ha sido una constante en la historia de la humanidad. Millones de personas han abandonado sus hogares en busca de mejores oportunidades, escapando de conflictos, crisis económicas o persecuciones. Sin embargo, la Biblia también nos muestra que la migración ha formado parte del plan divino en muchas ocasiones. Desde Abraham hasta José y Rut, Dios ha permitido y guiado movimientos migratorios con propósitos mayores. En este artículo, exploraremos lo que la Palabra de Dios nos dice sobre la migración y cómo podemos abordarla con compasión y entendimiento.
Abraham: Un Llamado de Dios a Dejar su Tierra Dios llamó a Abraham a dejar su tierra natal y su parentela para ir a la tierra que Él le mostraría. Abraham no cuestionó la orden divina, sino que obedeció con fe. «Pero Jehová dijo a Abram: Vete de tu tierra y de tu parentela, y de la casa de tu padre, a la tierra que te mostraré.» (Génesis 12:1) Este acto de obediencia nos muestra que, en ocasiones, la migración es un mandato divino con un propósito mayor.
José: De Esclavo a Gobernador José fue víctima de la traición de sus hermanos, quienes lo vendieron como esclavo a Egipto. A pesar de las injusticias y adversidades, Dios tenía un plan para él. «Pero Jehová estaba con José y le extendió su misericordia, y le dio gracia en los ojos del jefe de la cárcel.» (Génesis 39:21) José llegó a ser gobernador de Egipto y fue usado por Dios para salvar a su familia y a muchas otras personas de la hambruna.
Rut: La Bendición en Tierra Extraña Rut dejó su tierra natal para seguir a su suegra Noemí a Belén, mostrando amor y lealtad. «Tu pueblo será mi pueblo, y tu Dios mi Dios.» (Rut 1:16) A pesar de las dificultades, Dios la bendijo, permitiéndole ser parte de la genealogía de Jesucristo.
La Realidad de la Migración Hoy Hoy en día, la migración afecta a millones de personas. En Venezuela, más de 8 millones han dejado su país en busca de mejores condiciones. Sin embargo, no todos los migrantes son bien recibidos; algunos enfrentan discriminación y maltrato.
La Biblia y el Gobierno La Palabra de Dios nos dice que Él es quien pone y quita gobernantes. «Él muda los tiempos y las edades; quita reyes, y pone reyes…» (Daniel 2:21) «Sométase toda persona a las autoridades superiores; porque no hay autoridad sino de parte de Dios…» (Romanos 13:1) Sin embargo, también hay advertencias para los que gobiernan injustamente.
Jesucristo y los Migrantes Jesús mismo fue rechazado en su propia tierra. «A lo suyo vino, y los suyos no le recibieron.» (Juan 1:11) Nos enseñó que debemos amar y ayudar al necesitado. «Porque siempre tendréis pobres con vosotros…» (Mateo 26:11)
Nuestro Rol Como Hijos de Dios El apóstol Pablo nos insta a imitar a Cristo en amor y misericordia. «Sed imitadores de mí, así como yo de Cristo.» (1 Corintios 11:1) Debemos ser compasivos con los migrantes y recordar que podría ser cualquiera de nosotros.
La migración es un fenómeno complejo, pero la Biblia nos da una guía clara sobre cómo debemos actuar. Dios nos llama a ser compasivos, a no juzgar y a recordar que todos somos peregrinos en este mundo.
Preguntas Frecuentes
- ¿Es la migración un pecado? No, la Biblia nos muestra ejemplos de migración con propósitos divinos.
- ¿Cómo debemos tratar a los migrantes? Con amor y justicia, recordando que podría ser cualquiera de nosotros.
- ¿Dios permite los malos gobiernos? Dios permite gobernantes, pero también juzga la injusticia.
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Conclusión: No Seamos Indiferentes
Como cristianos, no podemos ignorar el sufrimiento de millones de migrantes que han dejado su hogar en busca de una vida digna. Jesús nos enseñó a amar al forastero y a extender la mano a quienes más lo necesitan (Mateo 25:35). Más allá de los prejuicios, debemos ver con los ojos de Dios a cada persona que lucha por sobrevivir y salir adelante.
La oración es nuestra mayor herramienta. Oremos por los gobernantes, para que actúen con justicia; por las naciones en crisis, para que encuentren restauración; y por los migrantes, para que sean acogidos con amor y respeto. La migración no es solo un fenómeno social, es una prueba de nuestra fe y compasión.
El mundo necesita cristianos que amen con hechos. Podemos ser luz con pequeños actos de bondad, apoyando, compartiendo y mostrando el amor de Cristo. No seamos indiferentes, sino instrumentos de Su misericordia. Que Dios nos use para llevar esperanza a quienes más lo necesitan. ¡Amemos, ayudemos y oremos sin cesar!
Oración por los Migrantes:
Señor, te pedimos por todos los migrantes que han dejado su hogar en busca de un futuro mejor. Protégelos, dales fortaleza y abre puertas para ellos. Que encuentren personas que los reciban con amor y misericordia. Ayúdanos a ser luz en medio de la oscuridad y a recordar que somos llamados a amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos. En el nombre de Jesús, Amén.
Por Salvador G. Nuñez
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