Aunque muchos creen que estamos para discutir, nuestra misión es mucho más alta: Dios no nos envió a discutir, sino a llevar las buenas nuevas de salvación, reflejando a Cristo con humildad, amor y respeto frente a quienes intentan debatir sin corazón.
Hoy en la mañana salí a caminar y comencé a escuchar la Dosis Diaria en la voz de nuestro amigo y hermano William Arana de Roka Stereo. El título de la dosis era: “No tiene sentido”, y empezaba así: “No perdamos la energía en convencer a quien no quiere ser convencido. Oremos por esas personas, porque tú no fuiste a ganar discusiones, sino a reflejar a Cristo.”
Mientras escuchaba la dosis en el camino, recordé que estuve 20 días en la ciudad de Chicago y en una conversación respetuosa con Fernando Fermin —a quien llamamos Fer— le decía que yo no pierdo mi tiempo discutiendo con nadie, porque eso me quita la paz, y no pienso ponerme al nivel de esas personas.
Luego que regresé, leí Proverbios capítulo 26 (versículos 1 al 28) —recomiendo que le des lectura—.
La dosis contaba algo así: el burro le dijo al tigre: “el pasto es azul”. Y el tigre respondió: “el pasto es verde”. La discusión se acaloró, y ambos decidieron acudir ante el león, rey de la selva. Cuando llegaron, el burro intercedió: “Su alteza, es cierto que el pasto es azul”. El león, con calma, dijo: “Cierto: el pasto es azul”. Pero el burro añadió: “El tigre no está de acuerdo conmigo; contradice mi palabra. Por favor, castíguelo”.
El león entonces declaró: “El tigre será castigado con cinco años de silencio.” El burro saltó alegre gritando: “¡El pasto es azul! ¡El pasto es azul!” El tigre aceptó su condena, pero antes preguntó: “Majestad, ¿por qué me has condenado? Después de todo, el pasto es verde.” El león respondió: “Eso no tiene que ver con la verdad del pasto, sino con que no es digno que una criatura valiente pierda tiempo discutiendo con un burro y venga a molestarme con eso.”
En esa enseñanza veo una lección preciosa: la peor pérdida de tiempo es discutir con quien no busca la verdad, sino la victoria de sus propias ilusiones.
Así que hoy, queridos amigos lectores: Jamás pierdas tu tiempo en discusiones que no tienen sentido. Porque habrá personas que, aunque les presentes evidencia clara, están cegadas por el ego, el odio, la prepotencia, la soberbia o el resentimiento. Lo único que desean es tener la razón, aunque no la merezcan.
Cuando la ignorancia grita, la inteligencia calla. Y la Biblia lo dice claramente: “No respondas al necio conforme a su necedad, para que no seas tú también como él.” — Proverbios 26:4 (RVR) BibleGateway+2BibleGateway+2
Así que entiende: no vale la pena entrar a pelear con quienes siempre quieren tener la razón. Ganarás cansancio, amargura y perderás la paz. Ellos no buscan verdad, solo ganar. Si tú entras en ese juego, quedarás atrapado.
La verdadera sabiduría no está en demostrar que tienes la razón, sino en saber cuándo callar. A veces el silencio habla más que mil palabras. Cuando decides no discutir con el terco, no significa que estás de acuerdo con él, sino que valoras tu paz. Reconoces que solo Dios puede abrir su entendimiento. Jesús nos enseñó a guardar silencio cuando muchos Lo provocaron. Él calló sabiendo que no todo debe responderse. La sabiduría no se derrocha en discusiones vacías.
Así que queridos amigos, quería compartir esta dosis y mi conversación con Fer en Chicago, y lo recibo como una confirmación del Señor. Sigamos caminando en paz, porque no fuiste llamado para ganar discusiones: fuiste llamado a reflejar a Cristo.
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“El sacrificio del silencio”
Proverbios 26:4 nos advierte: “No respondas al necio de acuerdo con su necedad, para que no seas tú también como él.” Cuando guardas silencio ante la tontería, evitas caer en su trampa y conservar tu dignidad. -
“Cuando la razón no es escuchada”
Aun presentando argumentos sólidos, algunos solo quieren imponer opiniones. Como dice el proverbio, “El perro vuelve a su vómito, y el necio insiste en su necedad.” No esperes transformación instantánea; ora, confía. -
“Peligro de alabar lo necio”
Proverbios 26:8 dice: “Dar honra al necio es como atar piedra a la honda”. Lo que para ti parece justicia, puede fortalecer su error si lo valoras demasiado. -
“Mensajes mal confiados”
“Enviar recado por mano de un necio es como cortarse los pies.” (Proverbios 26:6) No permitas que tus palabras sean tergiversadas por quien no entiende el propósito. -
“No caer en fango ajeno”
Involucrarse en pleitos que no son tuyos es como agarrar perro por las orejas (Proverbios 26:17). Guarda tu energía para causas que edifican, no para discusiones estériles. -
“El fuego que aviva la contienda”
Proverbios 26:21 advierte: “El carbón para brasas, y la leña para el fuego… el peleador enciende contienda.” No pongas más leña al fuego de quien ya está encendido de orgullo. -
“Silencio: más elocuente que palabras”
En muchas ocasiones, más vale mantenerse en calma que desgastarse en palabras vacías. El silencio puede reflejar paz, control y fe más que mil argumentos congregados.
Preguntas frecuentes:
Pregunta | Respuesta |
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¿Siempre está mal responder? | No. La Escritura habla de discernir: en algunas situaciones es sabio hablar con humildad; en otras, guardar silencio es más poderoso. |
¿Pierdo influencia al callar? | No necesariamente. Quien se mantiene en paz y coherencia demuestra carácter y puede impactar más que el argumento más fuerte. |
¿Se interpreta como derrota? | No. Callar frente al orgullo no es rendirse; es elegir no contaminar tu espíritu con amargura ni perder tu paz. |
¿Cómo orar por el que debate sin razón? | Ora que Dios abra su entendimiento, que el Espíritu hable a su corazón, no en tu fuerza, sino en su gracia. |
Reflexión final:
La vida cristiana no está medida por cuántas discusiones ganemos, sino por cuántas vidas convirtamos con amor y verdad. Quien conquista su lengua, conquista paz dentro y fuera. Dejar de discutir con el necio no es pasividad, sino sabiduría guiada por Dios. Aferrarse al silencio no es derrota, es reconectar con la calma que proviene de Cristo. En un mundo que grita, ser voz tranquila es testimonio poderoso. Que no seas esclavo de la contienda, sino mensajero de esperanza. Camina en paz, sabiendo que tu llamado no es vencer polémicas, sino reflejar al Señor.
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Oración
Padre Celestial, gracias porque me permites reconocer que no estoy llamado a discutir sin fruto, sino a llevar tu luz con humildad. Ayúdame a discernir cuándo hablar y cuándo callar, a actuar siempre con tu amor. Que tu Espíritu abra los ojos de quienes debaten sin entender y traiga sanidad donde hay dureza. Que yo refleje a Cristo en cada actitud, y que mi paz no dependa de vencer palabras, sino de sujetarme a Ti. En el nombre de Jesús, amén.
Por: Salvador G. Nuñez