Reflexiones sobre la Predicación del 11 de Febrero del ministerio RoKa Stereo.

Cada domingo, cuando las responsabilidades o las circunstancias me alejan temporalmente de asistir físicamente a una iglesia, encuentro consuelo y conexión espiritual en la transmisión en vivo del servicio de Roka Stereo. En medio de las distancias geográficas y las limitaciones físicas que no me lo permiten. Este ministerio, liderado por hermanos como Willian Arana, la voz detrás de las Dosis Diarias, y Jair Montenegro, junto con todo su equipo, se ha convertido en un faro de fe y enseñanza para mí y para muchos más en todo el mundo.

Ayer, mientras sintonizaba la predicación dirigida por la señora Martha, un título capturó mi atención de manera particular: «No Todo lo que brilla es oro, pero si oro todo brilla». Este hermoso mensaje resonó en lo más profundo de mi ser, desencadenando una reflexión profunda sobre la naturaleza del éxito, la verdadera riqueza y la importancia de mantener una perspectiva espiritual en medio de las tentaciones del mundo.

El éxito viene de parte de Dios y debemos reconocer que no es nuestro. (Deuteronomio 8:10-18)

En la sociedad actual, el éxito se presenta como algo que debemos alcanzar a toda costa, como si fuera un trofeo que nos pertenece por derecho propio. Sin embargo, la realidad es que todo logro, toda victoria, proviene de la mano de Dios. En Deuteronomio 8:10-18, se nos recuerda la importancia de reconocer que nuestras capacidades y oportunidades son un regalo divino.

El título mismo, inspirado en la palabra de Dios y compartido con la elocuencia de un corazón consagrado, encapsula una verdad eterna que a menudo pasamos por alto en nuestra búsqueda incesante de éxito y reconocimiento. Nos recuerda que, si bien el brillo superficial puede engañarnos, la verdadera luz proviene de lo divino y nunca se desvanece.

Reconociendo la Mano de Dios en Nuestro Camino

El éxito verdadero es el servicio a Dios. (1 Crónicas 4:9-10)

En 1 Crónicas 4:9-10, la historia de Jabes nos enseña que el éxito no se mide por la riqueza material o el reconocimiento humano, sino por nuestra relación y servicio a Dios. Jabes fue bendecido por honrar a Dios en su vida, y su historia nos desafía a buscar el éxito en nuestra conexión con lo divino.

Sembrando en el Reino: La Clave del Éxito Eterno

Necesitamos sembrar en el reino.

La parábola del sembrador en Mateo 13 nos enseña la importancia de sembrar en el reino de Dios. El éxito verdadero no se alcanza acumulando riquezas terrenales, sino invirtiendo en lo eterno. Cada acto de amor, cada palabra de aliento, cada obra de justicia es una semilla que germina en el reino de los cielos.

Brilla con la Luz de Jesús

Que la luz de Jesús brille en tu hogar. (Mateo 5:16)

Como cristianos, estamos llamados a ser portadores de la luz de Jesús en un mundo lleno de oscuridad. Mateo 5:16 nos insta a dejar que nuestra luz brille ante los demás, para que puedan ver nuestras buenas obras y glorificar a nuestro Padre celestial. Que cada hogar sea un reflejo del amor y la gracia de Cristo.

Este artículo es un intento de desentrañar las profundidades de ese mensaje, de explorar las verdades bíblicas que lo sustentan y de compartir las reflexiones que surgieron en mi corazón al escuchar esas palabras. Porque, al final del día, reconocer la fuente de toda luz y éxito es fundamental para encontrar verdadera satisfacción y propósito en nuestras vidas.

Así que, mientras nos sumergimos juntos en estas reflexiones, te invito a abrir tu corazón y mente a la sabiduría eterna que se nos ofrece. Que podamos encontrar inspiración, consuelo y dirección en la palabra de Dios y en la comunidad de fe que nos rodea. Y que, al final de este viaje, podamos afirmar con confianza que, aunque no todo lo que brilla es oro, todo lo que proviene de Dios brilla con una luz que nunca se desvanece.

Artículo de interés: Purificación del corazón: Reflexiones sobre Mateo 15

Una Luz que No se Oculta

Una luz no se pone debajo del almud. (Mateo 5:15)

El versículo anterior nos advierte contra la tentación de ocultar nuestra luz, de esconder nuestros talentos y bendiciones por miedo o vergüenza. En cambio, se nos llama a dejar que nuestra luz brille con audacia y confianza, para iluminar el mundo con la verdad y el amor de Dios.

«No todo lo que brilla es oro, pero si oro todo brilla». Esta frase, inspirada en Deuteronomio 8:10-18 y reflexionada a lo largo de esta predicación, nos invita a discernir entre el brillo superficial y el resplandor verdadero. En un mundo obsesionado con el éxito material y la fama temporal, recordemos que el verdadero éxito proviene de Dios y se encuentra en nuestra relación con Él.

Que nuestras vidas reflejen la luz de Jesús, sembrando amor, verdad y justicia dondequiera que vayamos. Que nuestra búsqueda de éxito esté siempre guiada por el deseo de honrar a Dios y servir a los demás. Porque, al final del día, lo que realmente importa no es cuánto brillamos ante los ojos del mundo, sino cuánto reflejamos la luz eterna del Reino de Dios.

Por: Salvador G. Nuñez

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