La confianza en la protección divina nos da fuerza y valentía para enfrentar cualquier adversidad.
«En Dios, cuya palabra alabo, en Dios he confiado, no temeré. ¿Qué puede hacerme el hombre?» (Salmos 56:4). Este versículo del Salmo 56 nos recuerda que cuando depositamos nuestra confianza en Dios, el miedo a lo que los hombres puedan hacer desaparece. La seguridad en Su palabra nos brinda una paz que supera cualquier amenaza terrenal.
Hebreos 13:6 refuerza esta verdad: «Decimos confiadamente: ‘EL SEÑOR ES EL QUE ME AYUDA; NO TEMERÉ. ¿QUÉ PODRÁ HACERME EL HOMBRE?'» La certeza de que el Señor está con nosotros nos da una confianza inquebrantable. No tememos a las amenazas humanas porque sabemos que Dios es nuestro protector y guía.
La confianza en la protección divina nos hace independientes del juicio y las amenazas de los hombres. Esta independencia nos permite hablar y actuar con valentía, sin miedo al rechazo o la persecución. Como dice el salmista, alabar a Dios y confiar en Su palabra nos llena de coraje y tranquilidad.
El temor a Dios, entendido como un profundo respeto y reverencia, nos protege de las amenazas de los perseguidores. A lo largo de la historia, los creyentes han enfrentado persecuciones, pero su fe en Dios les ha dado la fuerza para perseverar. «No temeré» se convierte en una declaración de fe y resistencia ante cualquier adversidad.
Hoy, aunque las amenazas pueden ser diferentes a las del pasado, la esencia del mensaje sigue siendo relevante. Debemos soportar el escarnio del mundo con valentía, confiando en la ayuda de Dios. Las burlas, el rechazo y la incomprensión no pueden dañarnos cuando estamos firmes en nuestra fe.
La seguridad de que el Señor nunca nos abandonará nos infunde valor para enfrentar cualquier desafío. Hebreos 13:6 nos invita a declarar con confianza que Dios es nuestro ayudador. Esta declaración no solo es una afirmación de fe, sino también una fuente de fortaleza y ánimo en momentos de dificultad.
Artículo de interés: ¿En Qué Crees? La Única Verdad Sobre la Salvación a Través de la Biblia
Finalmente, nuestra valentía en la fe es un testimonio poderoso para el mundo. Al confiar en Dios y enfrentar el temor con valor, demostramos la fuerza transformadora de la fe. La ayuda de Dios es constante y su protección es segura. Con esta confianza, podemos vivir sin miedo, sabiendo que nada ni nadie puede apartarnos de Su amor y cuidado.
Reflexión Final:
La confianza en Dios nos brinda una valentía que supera cualquier temor humano. Al poner nuestra fe en Su protección y ayuda, encontramos la fuerza para enfrentar cualquier adversidad con coraje y tranquilidad. Que nuestra confianza en Dios sea un testimonio vivo de Su amor y fidelidad, inspirando a otros a buscar Su protección y a confiar plenamente en Su palabra.
Por: Salvador G. Nuñez