¡Jesús Vive! De la Cruz a la Diestra del Padre

Un Llamado a la Verdad de la Resurrección. Abre las Puertas de tu Corazón y Descubre la Verdad que Transforma Vidas.

¡Jesús Vive! De la Cruz a la Diestra del Padre. En esta época del año, el mundo conmemora lo que se ha conocido como la Semana Santa, un tiempo de reflexión sobre la crucifixión y muerte de Jesucristo. Sin embargo, más allá de las tradiciones y las conmemoraciones, es esencial recordar y proclamar la verdad fundamental: ¡Jesús no está muerto, sino vivo!

En medio de la conmemoración de la Semana Santa, un momento marcado por la reflexión sobre la crucifixión y resurrección de Jesucristo, es esencial recordar la verdad fundamental que cambió el curso de la historia: ¡Jesús está vivo! Más allá de las representaciones simbólicas de la cruz y los rituales tradicionales, es crucial entender el impacto eterno de la resurrección de Cristo en nuestras vidas hoy.

Jesús Resucitó: La Promesa Cumplida

«No está aquí, pues ha resucitado, como dijo. Venid, ved el lugar donde fue puesto el Señor.»  Mateo 28:6

Jesús Vive para Siempre: Nuestra Esperanza Eterna

«Yo soy el que vive, y estuve muerto; pero he aquí que vivo por los siglos de los siglos, amén. Y tengo las llaves de la muerte y del Hades.» Apocalipsis 1:18

Jesús Sentado a la Diestra del Padre: Nuestro Gran Intercesor

«Después de haber hablado con ellos, el Señor Jesús fue elevado al cielo y se sentó en el lugar de honor a la derecha de Dios.»  Marcos 16:19

1. Jesús Murió por Nuestros Pecados

«Pero Dios muestra su amor hacia nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros.» Romanos 5:8

La muerte de Jesús en la cruz no fue simplemente un acontecimiento histórico, sino un acto supremo de amor y redención. Cada clavo, cada gota de sangre derramada, fue un testimonio del sacrificio insondable que Jesús hizo por la humanidad. Él cargó con nuestros pecados para que pudiéramos ser reconciliados con Dios y tener vida eterna.

2. La Resurrección: Nuestra Esperanza Viva

«Porque si creemos que Jesús murió y resucitó, así también traerá Dios con Jesús a los que durmieron en él.» 1 Tesalonicenses 4:14

La resurrección de Jesús no es solo un evento histórico, sino una verdad viva que transforma nuestras vidas. Su tumba vacía es el fundamento de nuestra esperanza, la prueba irrefutable de que la muerte no tiene la última palabra. Jesús venció la muerte y nos ofrece vida abundante y eterna a través de él.

3. Jesús, el Señor y Salvador de Nuestras Vidas

«Porque todo aquel que invocare el nombre del Señor será salvo.»  Romanos 10:13

La pregunta crucial que cada uno de nosotros debe enfrentar es: ¿Hemos abierto la puerta de nuestro corazón a Jesús? Él no solo quiere ser una figura histórica o un símbolo religioso en nuestras vidas, sino el Señor y Salvador que transforma nuestro ser por completo. Al rendirnos a él, encontramos perdón, paz y propósito verdadero.

4. Jesús Vive para Siempre

«Yo soy el que vive, y estuve muerto; mas he aquí que vivo por los siglos de los siglos, amén. Y tengo las llaves de la muerte y del Hades.» Apocalipsis 1:18

La resurrección de Jesús no es solo un evento del pasado, sino una realidad presente y eterna. Él está vivo hoy, intercediendo por nosotros ante el Padre y ofreciendo su amor y gracia a todos los que lo reciben. No sirve a un Dios muerto, sino al Dios viviente que transforma vidas y restaura esperanzas.

Quiero dejarle una Reflexión como lo hago con todos mis artículos: Más Allá de la Cruz. La imagen de Jesús en la cruz ha sido un símbolo poderoso de redención y amor sacrificial. Sin embargo, no debemos quedarnos atrapados en la cruz, sino mirar más allá, hacia el Cristo resucitado y exaltado a la diestra del Padre. Jesús no está limitado a un momento en el tiempo, sino que vive y reina para siempre. En lugar de verlo como un mártir pasivo, reconozcámoslo como el Rey victorioso que nos ofrece vida abundante y eterna.

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En resumen, la verdad de la resurrección de Jesús nos llama a una fe viva y transformadora. Abre tu corazón a él, acepta su amor y perdón, y experimenta la plenitud de vida que solo él puede ofrecer. ¡Jesús vive, y esa verdad puede transformar tu vida hoy y para siempre!

Por: Salvador G. Nuñez