Dame de Beber: Jesús y la mujer samaritana. El encuentro que cambió una vida y puede cambiar la tuya también.
Jesús tiene una manera única y personal de acercarse a cada uno de nosotros. En el capítulo 3 de Juan, vemos cómo, en Su encuentro con Nicodemo, un maestro de Israel, le habló del nuevo nacimiento espiritual, diciéndole que debía «nacer de nuevo» para ver el reino de Dios. Sin embargo, no le reveló directamente que Él era el Cristo.
Pero, tan solo un capítulo después, en Su encuentro con la mujer samaritana, alguien considerado marginado y rechazado por la sociedad, Jesús se le revela abiertamente como el Mesías, diciendo: «Yo soy, el que habla contigo» (Juan 4:26). Esta diferencia nos muestra que Jesús conoce perfectamente nuestros corazones y se manifiesta de maneras distintas según lo que cada uno de nosotros necesita. A veces, nos susurra la verdad y otras veces, nos la declara con poder. Lo que permanece constante es Su amor y deseo de que le conozcamos y recibamos Su salvación.
Así como Jesús tuvo un poderoso encuentro con la mujer samaritana en el pozo de Jacob, Él desea tener uno contigo hoy. No importa cuál sea la situación que estés atravesando, Jesús conoce cada detalle de tu vida. Solo tienes que abrirle la puerta de tu corazón y permitirle entrar. Su agua viva puede saciar la sed de tu alma, tal como lo hizo con aquella mujer hace más de dos mil años. ¡Descubre cómo este encuentro puede cambiar tu vida!
El encuentro en el pozo de Jacob
Jesús, cansado del camino, se sentó junto al pozo de Jacob en Samaria, donde conoció a la mujer samaritana. Este lugar, cargado de historia, se convirtió en el escenario de un milagro espiritual. Jesús le pidió a la mujer agua, pero pronto ella descubriría que Él tenía algo mucho más profundo que ofrecer: «Dame de beber» (Juan 4:7). Jesús siempre está dispuesto a acercarse a nosotros en nuestros momentos de cansancio.
Una conversación que rompió barreras
La mujer samaritana se sorprendió por la petición de Jesús, pues los judíos y samaritanos no se trataban entre sí. Sin embargo, Jesús no se dejó llevar por las divisiones sociales: Él vino a salvar a todos. Jesús le dijo: «Si conocieras el don de Dios, y quién es el que te dice: Dame de beber; tú le pedirías, y él te daría agua viva» (Juan 4:10). Hoy, Él también te ofrece esa agua viva.
Dame de Beber: El agua que sacia toda sed
La mujer no entendía de qué agua hablaba Jesús, pero Él explicó que el agua viva que ofrecía era para vida eterna: «Cualquiera que bebiere de esta agua, volverá a tener sed; mas el que bebiere del agua que yo le daré, no tendrá sed jamás» (Juan 4:13-14). Jesús nos ofrece una satisfacción espiritual que va más allá de cualquier necesidad física.
Jesús revela la verdad
Jesús, conocedor de la vida de la mujer, le pidió que trajera a su marido, a lo que ella respondió que no tenía marido. Jesús confirmó que ella había tenido cinco y que el hombre con quien vivía ahora no era su esposo. En ese momento, la mujer reconoció el poder de Jesús, diciendo: «Señor, me parece que tú eres profeta» (Juan 4:19). Él también conoce cada detalle de nuestras vidas, y nos invita a rendirle todo.
La adoración en espíritu y verdad
Jesús aprovechó el momento para enseñarle sobre la verdadera adoración, diciéndole que llegaría el tiempo en que los adoradores verdaderos adorarán al Padre en espíritu y en verdad. «Dios es Espíritu; y los que le adoran, en espíritu y en verdad es necesario que adoren» (Juan 4:24). Nuestra relación con Dios no se basa en un lugar físico, sino en una adoración sincera y espiritual.
El testimonio que cambia vidas
Después de este encuentro transformador, la mujer samaritana dejó su cántaro y corrió a la ciudad para contarle a todos lo que había sucedido: «Venid, ved a un hombre que me ha dicho todo cuanto he hecho. ¿No será este el Cristo?» (Juan 4:29). Su testimonio impactó tanto a la gente, que muchos samaritanos creyeron en Jesús.
Una vida transformada por el agua viva
El resultado de este encuentro fue que muchos samaritanos creyeron en Jesús por el testimonio de la mujer, pero también por escuchar a Jesús personalmente: «Sabemos que verdaderamente este es el Salvador del mundo, el Cristo» (Juan 4:42). Hoy, Jesús sigue transformando vidas, ofreciendo agua viva a todos aquellos que vienen a Él.
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Todo lo puedo: Porque la fuerza que necesitas está en Dios
Querido amigo lector, por aquí le voy a dejar una reflexión final. Pídele a Jesús dame de beber de esa agua: Así como la mujer samaritana tuvo un encuentro con Jesús que transformó su vida, tú también puedes experimentar ese cambio. No importa por lo que estés atravesando, Jesús te ofrece Su agua viva, que sacia el alma y trae vida eterna. Solo tienes que abrir tu corazón y dejar que Él entre, tal como hizo con la mujer en el pozo. «Clama a mí, y yo te responderé» (Jeremías 33:3). No te rindas, porque Jesús tiene el poder de transformar tu vida.
Por: Salvador G. Nuñez
Amado y poderoso Diosito todos los días y a todas hora con ansiedad busco tu presencia sintiendo k no hay nada más importante en mi vida. K tenerte a ti hoy más k nunca necesito de ti ya k me encuentro Hospitalizada y con diagnóstico muy delicado pero con la confianza e n tu poder k solo tú mi padre eterno haces un milagro te doy gracias por las bendiciones k me das por mis hijos y Familia en tus manos te pongo todo protejalos y cuidamelos te amoo mi Dios y te necesito mi alma te alabamos y te glorifico en el nombre del padre del hijo y del espíritu santo Amen
Hermana gracias por su comentario, lo valoro que a pesar de estar hospitalizada se toma el tiempo para escribir. Jesús es nuestro médico por excelencia. Así que ponga todas sus cargas como el mismo nos dijo: Venid a mi todos los que estáis trabajados y cargados y yo os haré descansar. Dios le Bendiga y que se mejore.